Actuar en secreto
(sobre la humildad)
Había un monje en el monasterio que parecía distraído en el Oficio, y que siempre llegaba tarde; muchas veces le advertimos sobre esto, invitándolo a que se levantara más temprano… Después de su muerte, supimos que este monje velaba todas las noches, y no se concedía sino una o dos horas de reposo. Su padre espiritual le había ordenado actuar de esa manera para conservar la humildad.
La humildad nos libra de la preocupación de agradar a los hombres o de la vanidad de disgustarlos. Lo que es, es. Lo que no es, no es. Si haces el bien, no lo digas a nadie. Un poco de vanidad te hace perder todo el mérito de tus obras. No digas a nadie de tus ayunos, de tus vigilias, de tu trabajo. Actúa en lo secreto, y “tu Padre que ve en lo secreto te lo premiará”.
Guárdate de pregonar tu justicia (es decir tus buenas obras, tu estado espiritual o las gracias que Dios te concede), delante de los hombres para hacerte notar, pues sería perder toda recompensa de tu Padre que está en los cielos (Mt 6,1-4). Si haces todas las cosas en secreto, sin preocuparte de ser reconocido, no tardarás en gustar la dulzura del amor.
Jean-Ives LELOUP
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