miércoles, 28 de mayo de 2008

Carta de Dios para vos...


Así te habla el Señor, tu Dios, a vos...

“Vení, hijo mío, mostrame tu rostro, dejame oír tu voz, porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante para mí.
Vos vales mucho para mí, sos valioso y yo te amo.
Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas mi amor no se apartará de vos.
Te llevaré en mis brazos, te acariciaré sobre mi regazo. Como un niño es consolado por su madre, así Yo te consolaré.
Yo te amé con amor eterno por eso te atraje con fidelidad.
Yo te atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para vos como el que alza a un niño contra sus mejillas.
Por eso, hijo mío, bebé y embriagate de amor.
No temas, que Yo te he rescatado; te llamé por tu nombre y sos mío.
No temas porque Yo estoy con vos; no te inquietes, porque Yo soy tu Dios, yo te fortalezco y ayudo, Yo te sostengo con mi mano victoriosa.
No temas, hijo mío, no te asustes, Yo te rescataré porque estoy con vos para salvarte.
Yo he visto tus caminos pero te sanaré, te guiaré y te colmaré de consuelos ¡Yo te sanaré!
Yo, el Señor tu Dios, estoy en medio tuyo. Yo exulto de alegría por vos, yo te renuevo con mi amor y por vos lanzo gritos de alegría.”

PALABRA DE DIOS

(Ct 2,14; Is 43,4; Is 54,10; Is 66,12-13; Jer 31,3; Os 11,4; Ct 5,1; Is 43,1; Is 44,10; Jer 30,10; Is 57,18-19; Sof 3,17

sábado, 24 de mayo de 2008

Adoracion para jovenes en Las Esclavas



Miercoles 28 de mayo
19:30 hs
Iglesia Las Esclavas (Montevideo casi Las Heras)

martes, 13 de mayo de 2008

Dios sigue llamando, hoy!

El Señor Jesús en su vida terrena inició su misión eligiendo a algunos hombres simples, muy simples, para que trabajaran con Él en esa pequeña gran obra: salvar al mundo para siempre… Y fue con la fuerza y el poder de Cristo Vivo que esos hombres pudieron experimentar en sus vidas un amor que nunca los abandonó…
Ese mismo llamado, esa misma oportunidad existe hoy en nuestro tiempo, en nuestro país, y aquí en Buenos Aires… Porque quizás en algún lugar, esté ahora leyendo este blog una chica joven a quien Dios está llamando a ser religiosa… o quizás un joven, un muchacho, a quien Dios llama a que sea sacerdote…
Por eso ahora, dejame que te escriba de modo muy personal a vos… que sentís ese llamado en tu corazón, a vos te escribo estas lineas:

Jesús te está ofreciendo algo que ofrece sólo a unos pocos, algo sumamente precioso y más allá de todas las palabras. Te está ofreciendo una vida que muchas veces es muy dura, ardua y difícil, pero que se siente como plena, llena de sentido, llena de una alegría muy grande! Jesús te está ofreciendo una oportunidad para cambiar positivamente la vida de muchas personas, para que tu vida haga la diferencia…
¿Y cómo se yo todo esto? Lo sé porque hace mas de 20 años Jesús me ofreció lo mismo a mí. Yo tenía entonces 17 años, y el me llamó poniendo en mi corazón el deseo de ser sacerdote, y desde ese momento no pude querer otra cosa para mí, aunque durante un tiempo busqué por otros caminos pensando que podía eludir este deseo… En el año 2000, el año del jubileo ese deseo se hizo realidad, y nunca desde entonces, ni por un instante lamenté haber elegido este camino…
Y por eso te digo a vos, quien quiera que seas, cualquiera sea tu edad, cualquiera sean tus circunstancias, cuando Jesús llama y esa llamada en tu vida es reconocida por la comunidad de los creyentes, por la Iglesia, como una llamada genuina, verdadera, entonces no lo dudes, entregate totalmente a ese llamado… Sé que podés pensar: “yo nunca podría hacerlo”, “yo nunca podría ser sacerdote o religiosa, porque tengo muchos pecados”, bueno resulta que todos somos pecadores, muchas veces fallamos y somos débiles y hasta traicionamos el don de Dios que se nos dio en el Bautismo, pero la vocación que hace a alguien sacerdote o religiosa, no es algo que nos pertenezca a nosotros, es totalmente de Dios y San Pablo se encarga de remarcarnos “Dios toma lo que es débil y lo hace fuerte”
Pensa por un momento en esas grandes personas que aparecen en la Biblia, cada uno de ellos tenía una razón para pensar que Dios no podría usarlos como instrumentos: Isaac, era una soñador; José fue traicionado por sus hermanos; Moisés, no sabía hablar bien; Gedeón le tenía miedo a todo; Abraham pensaba que era muy viejo, Jeremías, pensaba que era muy joven, Isaías, se sentía indigno; Jonás, se escapaba de Dios; Noemí, era viuda; Marta, vivía preocupada por todo; Zaqueo, demasiado petiso; Pedro, un atolondrado; los discípulos, se durmieron en el huerto; Pablo, perseguía cristianos; y Lazaro… bueno, se había muerto… Pero resulta aún así que Dios llamó a cada uno de ellos y ese llamado fue confirmado por la comunidad de los creyentes.
Entonces, ¿cuál es tu temor? Sea cual sea esa duda o miedo que tengas, si tu llamado es genuino, Dios va a hacer todo lo que con tus solas fuerzas no podrías, y siendo instrumento suyo el Evangelio seguirá siendo predicado a los pobres…
No tengas miedo, todo un Dios está detrás de tu vocación.

domingo, 11 de mayo de 2008

sábado, 10 de mayo de 2008

PENTECOSTES... Ven, Espíritu Santo...



Veni Creator Spiritus

Ven Espíritu creador;
visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia
los corazones que Tú mismo has creado.

Tú eres nuestro consuelo,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre,
pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía
evitaremos todo lo que es nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre
y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Paráclito,
por los siglos infinitos. Amén.

martes, 6 de mayo de 2008

El Espíritu Santo que viene


En la oración al Espíritu Santo hay algo que desconcierta; le pides que te visite, que te llene de sus dones, que te de su luz, que te llene de su amor, en fin que venga a ti. ¿Pero qué es lo que tú experimentas de todo esto? ¿En qué porcentaje es esto verdad para ti?

Hay que admitir que cuanto más suplicas al Espíritu que te invada, mayor es la desesperante impresión, no solo de no estar lleno, sino de hundirte más aún en tu pobreza. No sientes nada. La experiencia del Espíritu es el misterio más profundo que te es dado vivir: No lo puedes imaginar porque es espíritu, ni prenderlo porque es viento (Hechos, 2). Es un río que nada puede contener (Jn,7), un fuego que no quema (Hechos, 2). En fin es una luz que no se ve.

Y sin embargo si la Escritura ha utilizado para él imágenes de fuego, luz, rocío, fuente, es porque se dan en ti efectos que proceden de la experiencia. El Espíritu edifica en ti el hombre nuevo. Es en verdad el Espíritu creador que llena tu corazón de gracia y de luz, para que todo tu ser, creado por Dios, sea restaurado y edificado en el Amor.

Así cuando Dios te toca de una manera inmediata, es un cero de presencia sentida y de experiencia. En un instante, te encuentras movido, atraído hacia Dios, sin poder querer otra cosa que a él mismo. Es la paz y la alegría, a menudo no sentidas, que se traducen en silencio, en las profundidades del ser. Siempre se dará un desfase cuando intentes traducir esta experiencia en palabras e ideas.

Si no puedes alcanzar a Dios directamente, podrás sin embargo reconocerlo por la huella que deja en tu vida real. Quisiera darte sencillamente dos puntos de referencia que podrán ayudarte a verificar si tu caminar con Dios es acertado.

Si, a lo largo de los años, tu vida espiritual no fomenta en ti el sentido de la realidad y el aumento de tu libertad interior, es que la conduces al revés. Cuanto más te arraigues en esta vida de Dios tanto mayor consistencia tendrá tu vida.

Serás por ejemplo, más sensible a la belleza de un paisaje, a los rasgos de un rostro que se imprimirán muy fuerte en ti y te llenarás de admiración ante la singularidad de cada persona. Sobre todo serás capaz de amar con ternura y fuerza a todos aquellos con quienes te encuentres.

Ahí es donde se da la curación real que aporta el Espíritu Santo. La larga y paciente búsqueda de Dios debe normalmente ayudarte a desprenderte de tus temores y miedos religiosos y en cuanto sea posible, de tus trabas psicológicas. El Espíritu Santo no los borra con un golpe de lápiz mágico, pero vives con estos temores como con viejos camaradas que se esfuman poco a poco; no te inquietan ni te plantean problemas. Llegas incluso a amarlos y a ofrecerlos al Espíritu para que haga con ellos lo que quiera.

El Espíritu te forma poco a poco a imagen de Dios y te hace progresivamente más sincero y más libre en medio de los hombres. Si creces en el sentido de la realidad y de la libertad interior, puedes creer que te conduce el Espíritu.

Jean Lafrance