lunes, 27 de octubre de 2008

Contemplar a Cristo con los ojos de María

IMPOSIBLE no tener ganas de rezarlo despues de verlo...

Del Papa Juan Pablo II, sobre el Santo Rosario
"Queridos hermanos y hermanas:
El Santo Rosario es una oración a recuperar. Una oración tan fácil, y al mismo tiempo tan rica, merece de veras ser recuperada por la comunidad cristiana.
Me dirijo en particular a ustedes, queridos Hermanos Obispos, sacerdotes y diáconos, y a ustedes, agentes pastorales en los diversos ministerios, para que, teniendo la experiencia personal de la belleza del Rosario, se conviertan en sus fervorosos promotores.
Pienso en todos ustedes, hermanos y hermanas de toda condición, en las familias cristianas, en ustedes, enfermos y ancianos, en ustedes, los jóvenes: tomen con confianza entre las manos el rosario, descubriéndolo de nuevo.
Qué este llamamiento mío no sea en balde!"

jueves, 23 de octubre de 2008

¿Qué es ser sacerdote...?



Ser sacerdote es pertenecer a Otro. Es ser de Otro, es ser Otro…
Ser sacerdote es vivir del misterio, es no pertenecerse, y alegrarse de no pertenecerse.
Ser sacerdote es despertarse cada mañana con ansias de celebrar la Eucaristía. Es dormirse cada noche con el alma rebosante de gozo, de honda y serena alegría.
Ser sacerdote es confiar en el Corazón amoroso y tierno que sana todas las heridas.
Es tener las manos siempre listas para bendecir.
Ser sacerdote es levantar las manos para perdonar. Es extender las manos para consagrar. Es cerrar las manos sólo para rezar.
Ser sacerdote es arrodillarse cada mañana ante Jesús Eucaristía, es dejarse apaciguar por el Pastor. Es hablar de Dios, sólo de Dios, siempre de Dios.
Ser sacerdote es ser un profeta pobre, pero confiado.
Es vivir del misterio, en el misterio, para el misterio.
Ser sacerdote es desear con locura la santidad, es entregar la vida por la santidad de los demás…
Ser sacerdote es ser Cristo. Siendo tan pobres… ¡ser Cristo!
“Te doy gracias Señor por tu amor,
¡No abandones la obra de tus manos!” (Sal 137)

miércoles, 22 de octubre de 2008

Conocer a Jesús de corazón



De un discurso del Papa Benedicto
Queridos hermanos y hermanas:
En las últimas catequesis sobre san Pablo hablé de su encuentro con Cristo resucitado, que cambió profundamente su vida, y después, de su relación con los doce Apóstoles llamados por Jesús —particularmente con Santiago, Cefas y Juan— y de su relación con la Iglesia de Jerusalén. Queda ahora la cuestión de qué sabía san Pablo del Jesús terreno, de su vida, de sus enseñanzas, de su pasión. Antes de entrar en esta cuestión, puede ser útil tener presente que el mismo san Pablo distingue dos maneras de conocer a Jesús y, más en general, dos maneras de conocer a una persona.
En la segunda carta a los Corintios escribe: "Así que en adelante ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así" (2 Co 5, 16). Conocer "según la carne", de modo carnal, quiere decir conocer sólo exteriormente, con criterios externos: se puede haber visto a una persona muchas veces, conocer sus rasgos y los diversos detalles de su comportamiento: cómo habla, cómo se mueve, etc. Y sin embargo, aun conociendo a alguien de esta forma, no se le conoce realmente, no se conoce el núcleo de la persona. Sólo con el corazón se conoce verdaderamente a una persona.
De hecho los fariseos y los saduceos conocieron a Jesús en lo exterior, escucharon su enseñanza, muchos detalles de él, pero no lo conocieron en su verdad. Hay una distinción análoga en unas palabras de Jesús. Después de la Transfiguración, pregunta a los Apóstoles: "¿Quién dice la gente que soy yo?" y "¿quién decís vosotros que soy yo?". La gente lo conoce, pero superficialmente; sabe algunas cosas de él, pero no lo ha conocido realmente. En cambio los Doce, gracias a la amistad, que implica también el corazón, al menos habían entendido en lo sustancial y comenzaban a saber quién era Jesús. También hoy existe esta forma distinta de conocer: hay personas doctas que conocen a Jesús en muchos de sus detalles y personas sencillas que no conocen estos detalles, pero que lo conocen en su verdad: "El corazón habla al corazón". Y san Pablo quiere decir esencialmente que conoce a Jesús así, con el corazón, y que de este modo conoce esencialmente a la persona en su verdad; y después, en un segundo momento, que conoce sus detalles.
(...)
En conclusión, san Pablo no pensaba en Jesús en calidad de historiador, como una persona del pasado. Ciertamente, conoce la gran tradición sobre la vida, las palabras, la muerte y la resurrección de Jesús, pero no trata todo ello como algo del pasado; lo propone como realidad del Jesús vivo. Para san Pablo, las palabras y las acciones de Jesús no pertenecen al tiempo histórico, al pasado. Jesús vive ahora y habla ahora con nosotros y vive para nosotros. Esta es la verdadera forma de conocer a Jesús y de acoger la tradición sobre él. También nosotros debemos aprender a conocer a Jesús, no según la carne, como una persona del pasado, sino como nuestro Señor y Hermano, que está hoy con nosotros y nos muestra cómo vivir y cómo morir.

AUDIENCIA GENERAL del miércoles 8 de octubre de 2008

sábado, 18 de octubre de 2008

Cuando Rafael conocio la Trapa...


De la carta del Beato Rafael, a los 19 años, contando cómo conoció la Trapa...
"Me dejásteis en el tren con el pariente de tía María a quien no hice ningún caso, pues cuando le dije que iba a la Trapa, se extrañó mucho y me dejó en paz.
Llegué a la estación con un calor sofocante; dejé las maletas al jefe de equipajes, y con mi abrigo, el maletín de viaje y con mucha ilusión, cogí, sin hablar con nadie, la carretera. Son tres kilómetros y creí que no llegaba nunca. ¡Vaya un sol! Unos metros antes de llegar a la puerta del convento, me detuve en un riachuelo que existe en un borde de la carretera, me refresqué, y una vez descansado llamé a la portería y salió un hermano muy cariñoso al que di la carta tuya para el Padre Armando". Me pasó a un cuartito que tenía en la portería, donde por lo visto el hermano Bartolomé -así se llama el portero- estaba cosiendo en una ventana, pues allí se veían agujas, carretes y todos los menesteres. Después me hizo subir a una salita que hay en la hospedería donde esperé al Padre Armando, el cual se portó conmigo como no merezco. Le dije lo que tú ya sabes; se ve que te quiere mucho, y al que manifesté mis deseos de permanecer unas horas en el monasterio.
Desde este momento es cuando yo comencé a ver y a sentir una íntima vergüenza de mí mismo, cuando al entrar a saludar al Señor en la iglesia, vi a los monjes cantar en el coro, y aquel altar con aquella Virgen, vi el respeto que tienen los monjes en la iglesia y, sobre todo, oí una salve que... querido tío Polín, sólo Dios sabe lo que sentí... Yo no sabía rezar.
(...)
Entonces me fui al campo; vi a los monjes con sus grandes sombreros, trabajando al sol. Si vieras qué pequeños parecen en esas llanuras tan grandes con tanto cielo; y, sin embargo, a los ojos de Dios, debe de ser otra cosa. Y no creas que yo al verlos y admirarlos sentía envidia, no, pues tú me has enseñado una cosa muy importante y que te la he oído decir muchas veces: que a Dios se va por muchos caminos y de muy distinto modo; unos volando, otros andando y otros, la mayor parte, a tropezones, y como así lo quiere Dios, pues así lo quiero yo.
Por fin tuve que dejar el monasterio y a pie cogí otra vez la carretera; no fui triste, pero sí con ánimo de volver, y de volver unos días.
Lo que yo gocé en la Trapa no te lo puedes figurar, pero si les conoces a ellos y me conoces a mí, puedes hacerte un poquito de cargo. De ese día me acordaré toda la vida y en los ratos que tengo de desfallecimiento, me acuerdo de mis hermanos, de su monasterio y de sus costumbres, y me animo mucho."

viernes, 10 de octubre de 2008

Retiro EUCARISTICO para jovenes, con San Pablo

Testimonio del retiro:
"¡Que difícil poner en palabras lo vivido este fin de semana... que dificil poner en palabras una experiencia de Dios!
La verdad es que despues de vivir a Jesús tan profundamente lo que menos tengo son palabras para describir ese encuentro.

Luego de pasar horas y horas frente al Santísimo, rezando para que el Espíritu Santo entre en mí y me llene de su gracia, abriendo mi corazón, mi alma para que todo mi ser se inunde de Él, comencé a sentir que mi corazón ardía, que Dios llenaba todo mi ser, que me quería quedar así por mucho tiempo más... para siempre.
Cuando mi alma quedó al descubierto ante Dios, pude ver mejor, con más claridad, todas las heridas de mi corazón, las impurezas, la frialdad, los pecados... el Espíritu de Dios me inundó y me dio la gracia de poder tener los sentimientos de Jesús aunque sea por un momento.
A través del encuentro con Jesús, que es lo que iba a buscar, terminé conociendo y descubriendome a mi en lo más profundo de mi ser... porque Dios está en la esencia de mi ser. Y es por eso que al dejar que mi cuerpo y alma se llenen de Él, yo puedo mirar mejor en mi interior.

Así quiero vivir mi vida, LLENA DEL ESPÍRITU SANTO; llena de Dios. Mientras mi alma y cuerpo sean templo del Espíritu Santo nada tengo que temer... Dios va a permanecer y hacer brillar su luz sobre mí.

No es fácil vivir siendo humilde, sencilla y obediente ante Dios... pero que feliz uno se siente unida a Él!

¡Gracias Jesús por llamarme, gracias por insistir sin cesar en entrar en mi corazón... gracias por permanecer siempre junto a mí y a pesar de caer siempre ayudarme a levantar!... y después de eso, y especialmente en este retiro, ¡gracias por alcanzarme!! Fuiste vos el que me eligió a mi y no yo a vos!
¡Gracias María por ayudarme y acompañarme en este camino de seguir a Jesús!"

viernes, 3 de octubre de 2008

Retiro EUCARISTICO para jovenes con San Pablo

Mar adentro
Otro testimonio del retiro
El hecho que el retiro haya sido enteramente dedicado a la Adoración Eucarística fue lo que lo hizo especial. Fue delante del Santísimo que deposite todas mis preocupaciones, mis miedos, mis alegrías, la totalidad de mi ser. Y habiendo hecho esto, me quedé horas acompañando a Jesús expuesto, charlando, pensando, o tan solo mirándolo, admirándolo, adorándolo.
El Santo que me tocó como interceseror me dio un ejemplo de humildad que decidí entablar haciendo una promesa con Dios durante esos dos días, de pasar desapercibido, ser el último, no competir fijándome en que hacen los demás, sino más bien empezar a cultivar una relación entre Jesús y yo que quedaría entre Jesús y yo. Lo que pasa en la adoración era algo íntimo entre Dios y yo entendí que Dios existe, me lo mostró haciéndose presente a través de experiencias físicas también.
Y fue ante Dios en el altar que entendí que me ama sin condiciones, si bien no entiendo el porqué. Entendí también que ante El, mi alma esta en silencio, en admiración, en paz. Me miraba desde el altar con cariño y paciencia, la suave mirada de un Padre. Y estando ahí, no quise hacer nada más que acompañarlo, estar juntos un rato, mirarnos, escucharnos.
Hubieron momentos que no sentí nada, momentos en que me envolvía en su ser y era feliz, momentos que estuve cansado, momentos que solamente lo miraba, momentos de oración, de leer su palabra, de sentirlo presente. Pero siempre juntos, El y yo, en ese lugar.

jueves, 2 de octubre de 2008

Retiro EUCARISTICO para jovenes con San Pablo

Todo brota de la EUCARISTIA, y hemos tenido la gracia de experimentarlo en el retiro del 27 y 28 de septiembre en Bella Vista.

Porque el UNICO protagonista del retiro fue JESUS EUCARISTIA. Ni el silencio, ni las meditaciones personales, ni el grupo, ni las charlas... SOLO JESUS EUCARISTIA...
Retiro de adoración permanente, día y noche, donde cada uno aportaba lo que poco que podía, sus cinco panes y dos peces... Y Dios saciaba el hambre de todos...

Fue, en definitiva, un encuentro cara a cara con Jesús.

Transcribo aquí un testimonio de uno de los participantes del retiro
"Qué haría si tuviera 1000 vidas. Qué vida elegiría, o qué elegiría para cada una de ellas.
Y llegué a la conclusión de que, si pudiera elegír, lo que no quisiera que faltara en ninguna... lo que elegiría para TODAS y cada una sería:

A Dios. A mi Fe. Porque sin Él no sería vida.

A mi familia. Porque la eligió Dios para mí, y en ella aprendí a amar, a perdonar, etc, y aprendi mi Fe.

A mis amigos. Por ellos daría mi vida. Los amo, y los elegí. De ellos aprendí y recibí muchísimo.

Los dones que Dios me dió. Sobre todo el de la alegría.

Mis virtudes y mis defectos. A todos los querría, porque tanto unos como otros me acercan a Dios, por distintos caminos...
Y si tuviera que elegir de entre los momentos de mi vida, para vivir 1000 vidas más, elegiría las horas junto a Jesús en el Sagrario. Elegiría todas las misas, y cada comunión.
Elegiría todas mis buenas acciones, y cada oportunidad en la que dí gloria a Dios.
Elegiría todos los momentos en los que acepté el dolor y cargué mi cruz; sin ellos no sería nada.
Elegiría todos los momentos en los que fui humillado, porque eso me unió a Jesús.
Elegiría todos los momentos en los que dí amor. Y todos aquellos en los que fuí amado. Eso me hizo feliz.
Elegiría todas las veces que fuí a confesarme y la misericordia de Dios descendió sobre mí.
Elegiría todos los momentos de oración. Todas las canciones que le canté a Jesús.
Elegiría la paz que da la verdad. Elegiría elegir lo que Dios quiere.

En fin. Elegiría la vida que Él eligió para mí, y todas las personas que hay en ella. Con todos sus momentos. Con todo lo que me hace reír y llorar. Con lo que me alegra y con lo que me hace sufrir. Elijo lo que me sale, y lo que me cuesta. Elijo ser un pecador, y renunciar al pecado. Renunciar al pecado, y resignarme a ser un pecador. Porque aprendí que no es contradictorio vivir en Cristo, y estar sometido a la ley del pecado.

Así lo quiere Dios, así lo quiero yo..."

miércoles, 1 de octubre de 2008

1 de octubre - Fiesta de SANTA TERESITA

Teresita, a los 8 años
+
Ofrenda de mí misma
como víctima de holocausto
al amor misericordioso de Dios


¡Oh Dios mío, Trinidad santa!, yo quiero amarte y hacerte amar, y trabajar por la glorificación de la santa Iglesia salvando a las almas que están en la tierra y liberando a las que sufren en el purgatorio.
Deseo cumplir perfectamente tu voluntad y alcanzar el grado de gloria que Tú me has preparado en tu reino.
En una palabra, quiero ser santa. Pero siento mi impotencia, por eso te pido, Dios mío, que seas Vos mismo mi santidad



Acto de ofrenda al Amor Misericordioso de Santa Teresita