¿Qué es este Don de Fortaleza? Tenemos idea de qué es la fortaleza humana por varias razones. Además, también hay una virtud de ser fuertes que consiste en el hábito de superar las dificultades y resistir en los males. Pero aquí hablamos de “Dones”, que es más que una virtud: se trata de un regalo, un Don, que está por encima de la obra del hombre, podríamos decir "nos viene de arriba".
Éste Don es el que nos da la fortaleza necesaria para el seguimiento de Jesucristo, por el Reino de los Cielos. No es cualquier modo de ser fuerte, no es cualquier fortaleza, sino que se trata de ser fuertes para seguir en el camino de Jesucristo, ese es el Don de Fortaleza que nos da el Espíritu Santo. No se trata de que venga a darnos fuerza para ser superhombres, o para darnos mas “fuerza de voluntad”, sino que simplemente viene a hacernos cristianos en serio, desde lo mas hondo de nosotros mismos, dándonos la fuerza para poder ser fieles al Amor de Dios.
El mayor ejemplo de este Don de fortaleza en el mundo es Jesucristo; a Él la fuerza le brotaba de una oración insistente y confiada, la fuerza le venía del Padre. Siendo tan profundamente humano sintió angustia ante la muerte, sintió su alma turbada, lloró, se angustió y sufrió, y necesitó rezar mucho para obtener la fuerza de Dios para atravesar ese duro momento de la Pasión. Porque El fue “uno como cualquiera” nos dice San Pablo, refiriéndose a su humanidad. Jesucristo no fue un superhombre, un superhéroe con poderes especiales. Su humanidad fue como la nuestra, pero totalmente “ungida” por el Espíritu Santo, que lo colmó de todos los dones.
El Don de Fortaleza en nuestra vida nos hace optar por Jesucristo aunque ese seguimiento traiga dificultades y problemas. Hay que ser muy fuertes para perseverar en medio de las dificultades, con la clara comprensión de que las cosas no son por casualidad sino que Dios nos da esta vocación, es decir esta vida a cada uno de nosotros.
Es el Don de las almas mas grandes, por ejemplo los mártires que se entregan a un tormento por seguir a Cristo. Pero también es el Don de las almas anónimas, de las almas de todos los que luchan contra si mismos, contra la cultura del ambiente, las bromas y las presiones de los amigos, de la familia, contra todo y mas, por ser fieles a Jesucristo. Es el Don de Fortaleza el que nos asiste cuando optamos por Jesús en una circunstancia que exige renuncias, entregas o sacrificios.
Este Don no viene a a hacernos fuertes según los ojos de la carne sino que viene a darnos la fuerza de la fidelidad y el amor a Jesucristo, cueste lo que cueste, salga como salga… Es el Don de Fortaleza el que lleva a uno a querer ser santo “aunque me cueste, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera…”
Que el Espíritu de Dios traiga a nuestras almas su fuerza divina para que podamos soportar los males y vencer todas las dificultades interiores y exteriores que nos alejen del seguimiento de Jesucristo.
Cuando las cosas se ponen dificiles y complicadas, es cuando suele salir lo mejor de uno mismo. Que siempre seamos capaces de acoger el Don de Fortaleza ante los acontecimientos que nos presente la vida para llegar así a la plenitud para la que fuimos pensados.