Allí en Canal Melero, la noche del Sábado Santo de 2009 se reunieron todos los misioneros para esperar la Resurrección de Jesucristo. Habíamos llegado el Jueves Santo, y como éramos 42, nos distribuimos en dos parajes: Canal y Puente Bajada. El Jueves y el Viernes Santo tuvimos las celebraciones propias en cada pueblo. Pero la noche del Sábado Santo nos reunimos todos en Canal.
Ya desde la tarde todo era preparación de la ceremonia. Los que iban a leer, el armado de la liturgia, el pie del Cirio Pascual y sus “granos de incienso”, la ambientación de la Capilla que por la cantidad de gente habría de ser afuera. Toda la tarde se preparó la Misa, como cuando en las familias se aproxima una fiesta grande y detrás del aparente caos cada uno está pendiente de algo, preparando algo. Todos andaban corriendo y buscando cada uno cosas distintas, pero el resultado fue una maravillosa armonía que se evidenció en la celebración de la noche.
El Cirio Pascual fue todo un símbolo de la presencia del Resucitado en esas tierras… La primera dificultad fue encontrar un pie para el cirio de 13 cms de diámetro. Buscando por el lugar los misioneros encontraron una estructura tubular de cemento que media justo, ese “caño” de cemento sería el pie. Y el pie se metió en la tierra y se cubrió de una tela roja. El Cirio Pascual, que representa a Cristo Resucitado, iba a estar clavado en el suelo santiagueño. Y así fue… La segunda dificultad fue armar los granos de incienso que representan las llagas de Cristo. Esos granos se colocan en clavos comunes y se meten luego dentro de la cera del cirio al inicio de la Vigilia. Pero en Canal Melero los clavos fueron unas enormes espinas típicas de la zona, y fueron esas espinas las que habrían de quedar en el Cirio. El Cirio Pascual clavado en tierra santiagueña, y la tierra santiagueña, a través de sus espinas, clavada en el Cirio Pascual… Al inicio de la Vigilia, mientras metía las espinas en la cera del Cirio pensaba que Cristo Resucitado se metía de lleno en la tierra de Canal Melero, de Puente Bajada, de Mauca, de Melero y de toda la región… Y descubrí con alegría que ese momento que estabamos viviendo estaba metido en el Corazón del Resucitado…
La Vigilia empezó a las nueve de la noche, ya estaba todo oscuro. En Buenos Aires antes del inicio de la Vigilia se cuida de apagar todas las luces del templo… En la capilla de Canal Melero no hay luz eléctrica, no había nada que apagar, todo estaba oscuro como siempre de noche, como cada noche… Fuera del alambrado de la capilla unos caballos atados y unas motos, de la gente de había venido de lejos para la Misa… Familias, gente grande, niños, y hasta jóvenes… Mucha gente esperaba la celebración. Todo estaba oscuro, solo un fuego ardía detrás de toda la gente, era el fuego que habría de iluminar todo…
A las nueve de la noche empezó la Vigilia. Y en la oscuridad de la noche santiagueña, debajo del cielo estrellado, la Luz de Cristo empezó a iluminar todo… El Cirio encendido empezó a pasar su llama a todas las velitas… Si siempre es emocionante ver las velas encenderse al paso del Cirio Pascual, mucho más lo fue esa noche… En la oscuridad de la noche sañtiagueña el Resucitado dejaba su luz a todos, a cada uno, y con su Luz invadia la oscuridad…
En Buenos Aires al llegar el momento adecuado se encienden todas las luces del templo y se apagan las velitas de la gente… En Canal por estar a oscuras en serio, durante toda la Vigilia las velitas permanecieron encendidas, esas velitas eran las" luces del templo"…
La luz de las velas me hacía pensar que el triunfo de Cristo sobre la oscuridad es un triunfo humilde y bello, y esa belleza de Dios deja huella en la vida de los pueblos…
En Canal Melero, una noche Pascua hubo una Vigilia Pascual… Y hubo mucha alegría, y hubo mucha fe… Hubo mucha PAZ.
Cristo Resucitado se nos “apareció” esa noche en Canal Melero, y lo vimos vivo, alegre, poderoso, humilde y Señor… Otra vez el Señor nos lleva a Añatuya para mostrarnos su Vida, para decirnos que ÉL ESTA VIVO… En Canal Melero esa noche, otra vez resucitó el Señor.