Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
Y por fuera te buscaba;
Y deforme como era,
Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
Que, si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera:
Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
Exhalaste tu perfume y respiré,
Y suspiro por ti;
Gusté de ti, y siento hambre y sed;
Me tocaste y me abrasé en tu paz.
Que hermoso este texto de San Agustín, sin dudas, de gran profundidad y certeza! Y que inspirador para tantas almas que buscan a Dios erradamente...
ResponderEliminarGracias por compartir este texto, y los del Hermano Rafael, justamente estoy leyendo un libro con sus textos (que tengo que devolver) así que me alegra saber que aquí pueda encontrar más material sobre ese gran hombre de Dios.
Saludos PAdre Fabián, espero que Dios me conceda la gracia de conocerlo personalmente... algún día.
Dios lo bendiga. Gracias por el blog.
Que hermoso este texto de San Agustín, y que inspirador para tantas almas que buscan a Dios incesantemente!
ResponderEliminarEsa alegría de Agustín al descubrir que en su mismo interior habitaba la verdad, nos mueve continuamente a tomar conciencia de la grandiosidad del Creador, que se deja encontrar, cuando se lo busca de todo corazón.
Me gustaron también los textos del Hermano Rafael, un gran hombre de Dios!
Saludos PAdre Fabián, muy bueno el blog.
Dios lo bendiga.