jueves, 26 de marzo de 2009

Actuar en secreto, J. Leloup



Actuar en secreto
(sobre la humildad)

El hombre humilde no se preocupa de parecer espiritual a los ojos de los demás; al contrario, hará todo lo posible para que se lo ignore; ésta es la tradición de los “locos por Cristo”.

Había un monje en el monasterio que parecía distraído en el Oficio, y que siempre llegaba tarde; muchas veces le advertimos sobre esto, invitándolo a que se levantara más temprano… Después de su muerte, supimos que este monje velaba todas las noches, y no se concedía sino una o dos horas de reposo. Su padre espiritual le había ordenado actuar de esa manera para conservar la humildad.

La humildad nos libra de la preocupación de agradar a los hombres o de la vanidad de disgustarlos. Lo que es, es. Lo que no es, no es. Si haces el bien, no lo digas a nadie. Un poco de vanidad te hace perder todo el mérito de tus obras. No digas a nadie de tus ayunos, de tus vigilias, de tu trabajo. Actúa en lo secreto, y “tu Padre que ve en lo secreto te lo premiará”.

Guárdate de pregonar tu justicia (es decir tus buenas obras, tu estado espiritual o las gracias que Dios te concede), delante de los hombres para hacerte notar, pues sería perder toda recompensa de tu Padre que está en los cielos (Mt 6,1-4). Si haces todas las cosas en secreto, sin preocuparte de ser reconocido, no tardarás en gustar la dulzura del amor.


Jean-Ives LELOUP

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