miércoles, 10 de noviembre de 2010

28 - SACRAMENTO DE AMOR


Fiesta de Corpus Christi,
5-6-1994.

Querido padre Tomás:
El Santo Padre nos dice sobre Jesús en el Santísimo Sacramento: “Jesús los espera con los brazos abiertos en este sacramento de su amor” (Dominicae Cenae).
En otras palabras, Jesús está allí esperándote en el Santísimo Sacramento. Si no le importáramos, no estaría allí en el Sagrario.
El propósito de la fiesta de hoy es recordarnos cuánto se interesa Jesús por nosotros en el Santísimo Sacramento. En el siglo XIII, Nuestro Señor se le apareció a Santa Juliana y le mostró la luna con un pequeño punto negro. El Señor le explicó que la luna representaba el calendario litúrgico y el punto negro representaba el día de la fiesta que faltaba y que quería se estableciera.
Jesús le dijo que con el transcurso del tiempo, la fe en su presencia real iba a ir declinando. Esto concuerda con la pregunta que Él se hace en el Evangelio que si al volver encontrará fe sobre la tierra. Por eso el Señor le dijo que era necesario tener una fiesta especial que recordara a todo el mundo, su presencia real en el Santísimo Sacramento.
Santa Juliana le contestó, que ya el Jueves Santo, estaba dedicado a la Eucaristía. Jesús le respondió que en ese día, también se celebra la Institución del Sacerdocio. Por eso quería un día de fiesta para honrar exclusivamente su presencia real en el Santísimo Sacramento. Así fue como se estableció la fiesta de Corpus Christi.
En EE.UU., hay una ciudad en Texas llamada Corpus Christi. El obispo de allí, Monseñor René Gracida, escribió en la revista Inmaculada: “Cuando estuve en Roma, el Papa Juan Pablo II me dijo que debería sentirme muy afortunado por ser obispo, de la única diócesis en el mundo, que lleva el nombre de Corpus Christi, el Cuerpo de Cristo. Le respondí, como lo hice en muchas otras ocasiones, que de verdad, me siento muy privilegiado”.
El obispo Gracida fue el primer obispo de EE.UU. que invitó a su diócesis, a los Misioneros del Santísimo Sacramento. Como resultado de esta invitación, muchas parroquias en sus diócesis tienen ahora adoración perpetua.
Estando en Corpus Christi, los Misioneros fueron invitados por otros obispos y así se fue extendiendo, por muchas ciudades de EE.UU., la adoración perpetua al Santísimo Sacramento.
Cada capilla de adoración perpetua, es un lugar de difusión del Amor de Jesús, más potente que la mayor central de energía eléctrica del mundo.
Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico, Mons. Pepe.

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