lunes, 17 de enero de 2011

5 - MENDIGANDO AMOR


Memoria de Santa Clara,
11 de agosto de 1993.

Querido padre Tomás:
Te adjunto una estampa de Santa Clara cuya memoria celebramos hoy. Fíjate que está sosteniendo una custodia con el Santísimo Sacramento. Así se la representa siempre, en estampas, estatuas y vitrales de las iglesias.
Mostrar a Santa Clara siempre con el Santísimo Sacramento, tiene dos significados. El primero es para expresar su gran amor a la Eucaristía; y el segundo, para demostrar su gran fe en el poder del Santísimo Sacramento.
Cuando su convento fue atacado por los vándalos, levantó ante ellos la custodia con el Santísimo Sacramento y se alejaron espantados. El Santísimo Sacramento salvó a su comunidad de la destrucción.
Cuando Santa Clara se encontró por primera vez con San Francisco, él le dijo que no creía que fuera sincera y para probar su amor a Dios debía salir a la calle a mendigar pan. Como ella provenía de una familia muy adinerada, se necesitaba tanta humildad para realizar este acto en el siglo XIII como se necesitaría hoy en el siglo XX..
Piensa en los pobres mendigos que esperan en los semáforos y golpean la ventana de cada auto que pasa. Imagínate pedir a una joven rica que haga esto hoy por amor a Dios.
¿Tenemos en la actualidad alguna Santa Clara? Estoy seguro que sí en la persona de la hermana Briege McKenna.
En 1970, Jesús le habló desde el Santísimo Sacramento. No fue una voz interior, sino una voz que se oyó claramente. El Señor quería que ella ayudara a sus sacerdotes. Desde entonces la hermana Briege les ha dado cientos y cientos de retiros. A lo mejor querrás leer su libro "Miracles Do Happen" (Los milagros si ocurren).
La hermana Briege ha conmovido el corazón de miles de sacerdotes, afirmándolos en su ministerio. No hay un solo obispo en el mundo que no sepa de la gran labor que ella ha hecho por la Iglesia.
Cuando la hermana Briege llegó a Manila, comentó que las dos cosas que el diablo odiaba má, eran el sacerdocio y la Sagrada Eucaristía. Todos los días, así como Santa Clara, la hermana Briege pasa muchas horas rezando frente al Santísimo Sacramento.
De todos los retiros que la hermana Briege ha dirigido en distintos lugares del mundo, hay uno que ella nunca lo llegó a dar y que es mi cuento favorito. Se había programado un retiro para los obispos de Nigeria. Pero estalló una guerra civil y la hermana Briege no pudo viajar hacia allá.
Como el padre Martín estaba en la diócesis predicando sobre la adoración, el obispo Ganaka le pidió que reemplazara a la hermana y dirigiera el retiro. Entre los obispos asistentes estaba el obispo Albert Obinafuna de Awka, quien invitó al padre Martín a su diócesis. Allí el padre conoció a un joven camarero llamado Fabián Eke.
Fabián representa la primera vocación de África para los misioneros del Santísimo Sacramento. Acaba de terminar sus estudios de teología y se ordenará el próximo año. Luego Fabián hará lo que Santa Clara y los compañeros de San Francisco hicieron. Mendigará por amor a Dios. Pero no pedirá pan para comer sino el amor de las personas por "el Pan Vivo que bajó del cielo". Volverá y difundirá la adoración perpetua por toda África.
Tú deberías hacer lo mismo, querido Tomás. Rogarle a la gente que ame a Jesús en el Santísimo Sacramento.
Debes tener adoración en tu parroquia. El amor se humilla. Cuanto uno más ama, más dispuesto está a humillarse y a mendigar el amor por otro.
Si Santa Clara se hubiera avergonzado de mendigar nunca habría existido la Comunidad de Hermanas Clarisas. No hubiera habido una hermana Briege que al ir por el mundo entero mendigando amor, conmueve los corazones de los sacerdotes y los acerca al Santísimo Sacramento.
Como verás, querido Tomás, la hermana Briege es una monja clarisa que vive en la Florida, en el convento de Santa Clara.
Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico, Mons. Pepe

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