lunes, 24 de enero de 2011

1 - DICHOSOS LOS QUE NO HAN VISTO Y HAN CREÍDO


Fiesta de Sto. Tomás, Apóstol,
3 de Julio de 1993.
J.M.J.

Querido padre Tomás.
¡Feliz día de fiesta! Algo muy grandioso me sucedió hace un par de años. Pensando en esto decidí escribirte. Sucedió que el padre Martín Lucia y yo fuimos juntos a un retiro espiritual. Yo tenía un resfrío muy fuerte y tosía. El padre Martín me sugirió que tomara un trago de coñac que me ayudaría a dormir. No había llevado despertador y me preocupaba tomar el trago y no poder levantarme a las 3:00 de la mañana para mi hora santa con el Señor en el Santísimo Sacramento.
El padre Martín me aseguró que Dios iba a encontrar la forma de despertarme. Tomé el coñac. ¡Pum!. A las 3 oí un fuerte golpe y otros más en la puerta. Esperé ver al padre Lucia al abrir la puerta pero quedé muy sorprendido al ver un perro en su lugar. El perro había entrado a la casa, subido la escalera y de espalda a la puerta, la golpeó con la cola hasta que me levanté a abrirla. A la mañana siguiente me enteré que el perro nunca entraba a la casa.
Estoy sentado pensando para mis adentros que si Dios puede utilizar a un perro para llevarme a mi hora santa ¿no podría usarme, querido Tomás, para acercarte más al Santísimo Sacramento?
Quiero seguir escribiéndote, tecleando mi máquina tan fuerte como el perro golpeaba, hasta que por la gracia de Dios empieces a hacer una hora santa por día y tengas adoración perpetua en tu parroquia.
Es solo cuestión de fe. ¡Fe en que el Santísimo Sacramento es realmente la persona de Jesús, aquí con nosotros, en este mismo lugar y en este mismo momento!. Tu tocayo no creyó que Jesús había resucitado. “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi mano en su costado no creeré” (Jn 20,25).
Por esta razón se le llama: “Tomás el incrédulo”. ¿Quien es hoy “Tomás el incrédulo”?. La gente cree en la resurrección pero, ¿saben dónde vive el Señor resucitado? Hoy “Tomás el incrédulo” es aquel que no cree que el Santísimo Sacramento ES Jesús, nuestro Salvador Resucitado, con todo el poder de su Resurrección que derrama gracias abundantes sobre todos aquellos que se acercan a su divina presencia!
Muchos dirán que “sí”, que creen en la presencia real. Pero la fe es mucho más que una aprobación intelectual. La fe es inseparable del modo de actuar. Si creemos que Jesús está presente en el Santísimo Sacramento entonces actuamos de acuerdo a nuestra fe. Vamos a Él, nos acercamos a Él, corremos hacia Él. San Pablo dice “La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven” (Hb 11,1).
Si pudieras ver a Jesús en el Santísimo Sacramento, Tomás, ¿no reservarías una hora todos los días para estar con Él? Si pudieras verlo como realmente es, ¿no tendrías adoración perpetua en tu parroquia? Sería imposible detenerlo, porque el mundo entero vendría día y noche a verlo y estar con Él.
Imagínate lo que sucedería si Jesús se hiciera visible en el Santísimo Sacramento. Todo el mundo querría tomar el primer vuelo hacia Filipinas para ir a tu parroquia. Y, ¿no le diría Jesús, a cada uno, lo que le dijo al apóstol Tomás: Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído (Jn 20,29)
En el Evangelio de hoy, Jesús se aparece a Tomás para que pueda creer que Cristo ha resucitado. La maravilla más grande de su Amor es que Él no se te aparezca a ti mi querido amigo.
En lugar de eso, Jesús te espera en el Santísimo Sacramento. Él quiere que vayas a Él por la fe, para que por toda la eternidad, te pueda llamar "DICHOSO".
Su Amor es demasiado grande para decir: "Acerca aquí tu dedo y mira Mis manos; trae tu mano y métela en Mi costado y no seas incrédulo sino creyente" (Jn 20,27).
Cree que el Santísimo Sacramento es el mismo que dijo estas palabras a Tomás, el mismo Jesús que atravesó las puertas cerradas y que se presentó en medio de los apóstoles y les dijo: "La paz esté con vosotros".
Ésta es la paz que Jesús quiere que tengas en tus horas santas. La experiencia de esta paz es mejor que si Jesús te mostrara sus llagas. Sus llagas en el Santísimo Sacramento ya no son horribles. Son ahora la belleza del paraíso, brillan más gloriosamente que el sol; son fuente de gracia.
Jesús quiere darte la plenitud de estas gracias, por venir a Él por la fe. Por eso es mejor que Él no te muestre sus llagas visibles, como al apóstol Tomás, porque quiere derramar sobre ti las gracias invisibles de estas llagas con todo el mérito, toda la gloria, la belleza y el amor salvífico que emanan de ellas.
Con cada hora santa que hagas, le estás diciendo a Jesús: "Señor mío y Dios mío" (Jn 20,28).
Y cada vez Él te dice: "Dichoso eres, Tomás, porque no has visto y has creído".
Fraternalmente tuyo en Su Amor Eucarístico, Mons. Pepe

1 comentario:

  1. Dios se vale de lo que quiere, como de un perro para despertarnos para ir a la adoración nocturna......Pero en México no exsten muchos templos expitatorios (como los llamamos aqui) o capillas de adoración nocturna....
    Ojala construyeran o habilitaran muchas capillas de adoracion nocturna....Aquí las distancias son largas y el trafico pesado por lo que pido al Espiritu Santo para que se habiliten y restauren muchas capillas de adoracion perpetua....San José Obrero, Virgen Maria, intercedan por favor por nosotros....Gracias por haber escuchado mi peticion....

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