PERMANEZCAN EN MI AMOR
Hoy Jesús nos invita a adorarlo. Nos invita a permanecer en Él. Por eso estamos aquí esta noche, porque queremos permanecer en Jesús.
Del Evangelio según San Juan:
Jesús dijo a sus discípulos:
•“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
•El Padre corta todas las ramas unidas a mí que no dan fruto y poda las que dan fruto, para que den más fruto.
•Ustedes ya están limpios, gracias a las palabras que les he comunicado.
•Permanezcan unidos a mí, como yo lo estoy a ustedes.
•Ninguna rama puede producir frutos por sí misma, sin permanecer unida a la vid, y lo mismo les ocurrirá a ustedes, si no están unidos a mí.
•Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto; por que sin mí no pueden hacer nada.
•El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como las ramas que se secan y luego son amontonadas y arrojadas al fuego para ser quemadas.
•Si permanecen unidos a mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo tendrán.
•Mi Padre recibe gloria cuando producen fruto en abundancia, y se manifiestan como discípulos míos.
•Como el Padre me ama a mí, así, los amo Yo a Ustedes. Permanezcan en mi amor."
Jesús nos comunica el secreto de la santidad: estar unidos a Él como una rama está unida a la planta. Eso es ser santos: estar muy unidos a Jesús, permanecer siempre en Él.
Permanecer en Vos, eso es la santidad, aunque tantas veces nos vamos y nos alejamos de tu presencia.
Qué difícil es permanecer en Vos: constantemente buscamos la felicidad y confundidos pensamos encontrarla en lugares donde esa felicidad no está. Buscamos la felicidad del placer, pero se va rápidamente. A veces buscamos la felicidad en el alcohol o en las salidas, aunque de sobra sabemos que allí no está… Y después de tanto buscar nos damos cuenta de que estamos vacíos, más vacíos que antes… mas solos…
En estos días, ¿Dónde estas buscando la felicidad?
¿En qué lugares equivocados estás dejando tu corazón?
Queremos permanecer en Cristo, es por eso que estamos aquí frente a Él, que está vivo y a la vez escondido en la Hostia Santa. Por eso ahora te invito a que levantes tu mirada hacia Jesús Eucaristía. Él esta aquí, frente a vos, cara a cara, mirándote con amor, esperando que le abras tus brazos y tu corazón, esperando entrar en tu vida y permanecer en vos para siempre. El está aquí, y vos estas frente a Él.
Miralo a Él, poné tus ojos en Él, mira su amor y su pobreza, y en esa pequeña Hostia vas a ver todo el Cielo que se esconde para que vos puedas mirarlo y amarlo.
No mires otra cosa, acá está todo lo que necesitás. Acá está Jesús.
Permanecer en Vos, ése es nuestro deseo, esa es nuestra vocación. Nos creaste para que siempre permanezcamos en Vos, y la mejor manera de estar con Vos es adorándote en la Eucaristía.
Adorar la Eucaristía es permanecer en Vos.
Adorar la Eucaristía es aprender de Vos.
Adorar la Eucaristía es ser santificados por Vos, porque la Eucaristía nos hace santos, y eso es lo que está pasando aquí y ahora: Cristo mismo nos esta haciendo santos, enseñándonos a permanecer en Él…
Pocos días antes de morir, el Papa Juan Pablo II rezaba así por los jóvenes: “Que cada uno te ponga en el centro de su vida, que te adore y te celebre. Que crezca en su familiaridad contigo, ¡Jesús Eucaristía! Que te reciba participando con asiduidad en la santa misa dominical y, si es posible, cada día. Que de estos intensos y frecuentes encuentros contigo nazcan compromisos de entrega libre de la vida a ti, que eres libertad plena y verdadera. Que surjan santas vocaciones al sacerdocio: sin el sacerdocio no hay Eucaristía, fuente y culmen de la vida de la Iglesia. Que crezcan en gran número las vocaciones a la vida religiosa. Que broten con generosidad vocaciones a la santidad, que es la elevada medida de la vida cristiana ordinaria, en especial, en las familias. La Iglesia y la sociedad tienen necesidad de esto hoy más que nunca.”
Dice Jesús: “Quien pierda su vida por Mí la encontrará…” Aquí está el secreto: para permanecer en Jesús es necesario perderse en amor por Él. Decía San Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en Ti.”
Andamos con el corazón inquieto, sin mucha paz, sin felicidad plena y eso es porque no le hemos dado el corazón a Jesús.
Para permanecer en Dios es necesario darle el corazón a Jesús, perder el corazón por Cristo…
Sólo cuando le entregamos nuestro corazón podemos estar en paz, podemos dar fruto.
Sí, Señor, lo sabemos: es como Vos decís: sin Vos no podemos hacer nada, sin Vos no somos nada, sin Vos no hay vida, Señor.
Por eso con el Papa Juan Pablo queremos decirte:
Jesús Eucaristía, te confiamos hoy nuestra vida y la de todos jóvenes del mundo:
Nuestros sentimientos,
nuestros afectos,
nuestros proyectos.
Te los presentamos poniéndolos en manos de María, madre tuya y madre nuestra.
Jesús, que te entregaste al Padre, ¡ámanos!
Jesús, que te entregaste al Padre, ¡sana las heridas de nuestro espíritu!
Jesús, que te entregaste al Padre, ¡ayúdanos a adorarte en la verdad y bendícenos!
Ahora y siempre.
¡Amén!
Somos mendigos de tu gracia, Señor, que siempre permanezcamos en Vos…
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