jueves, 23 de octubre de 2008

¿Qué es ser sacerdote...?



Ser sacerdote es pertenecer a Otro. Es ser de Otro, es ser Otro…
Ser sacerdote es vivir del misterio, es no pertenecerse, y alegrarse de no pertenecerse.
Ser sacerdote es despertarse cada mañana con ansias de celebrar la Eucaristía. Es dormirse cada noche con el alma rebosante de gozo, de honda y serena alegría.
Ser sacerdote es confiar en el Corazón amoroso y tierno que sana todas las heridas.
Es tener las manos siempre listas para bendecir.
Ser sacerdote es levantar las manos para perdonar. Es extender las manos para consagrar. Es cerrar las manos sólo para rezar.
Ser sacerdote es arrodillarse cada mañana ante Jesús Eucaristía, es dejarse apaciguar por el Pastor. Es hablar de Dios, sólo de Dios, siempre de Dios.
Ser sacerdote es ser un profeta pobre, pero confiado.
Es vivir del misterio, en el misterio, para el misterio.
Ser sacerdote es desear con locura la santidad, es entregar la vida por la santidad de los demás…
Ser sacerdote es ser Cristo. Siendo tan pobres… ¡ser Cristo!
“Te doy gracias Señor por tu amor,
¡No abandones la obra de tus manos!” (Sal 137)

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