viernes, 6 de junio de 2008


¡Enamórate!
Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate!
¡Permanece en el amor!
Todo será de otra manera.

Hombres para los demás
Nuestra meta y objetivo es formar hombres que no vivan para sí, sino para Dios y para Cristo; para Aquél que por nosotros murió y resucitó; hombres para los demás, es decir, que no conciban el amor a Dios sin el amor al hombre; un amor eficaz que tiene como primer postulado la justicia y que es la única garantía de que nuestro amor a Dios no es una farsa, o incluso un ropaje farisaico que oculte nuestro egoísmo... ¡formar hombres para los demas!

Del Padre Pedro Arrupe SJ

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