
Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate!
¡Permanece en el amor!
Todo será de otra manera.
Hombres para los demás
Nuestra meta y objetivo es formar hombres que no vivan para sí, sino para Dios y para Cristo;

Del Padre Pedro Arrupe SJ
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