Del texto de la Adoración Joven en Esclavas el 24 de junio:
Dice Jesús: “… el que beba de agua que Yo le daré, nunca más volverá a tener sed.” Jn 4,14)
Santa Teresita dijo una vez cuando era chiquita: “yo elijo todo”. Sí, así son los niños. Sí, cuando vemos un chiquito en un kiosco o en una juguetería generalmente lo vemos indeciso… Ve, mira, duda, le gustaría esto, pero también aquello. El chiquito lo quiere todo, y si fuera por él se llevaría todo. Pero su madre o padre siempre terminan diciendo: “Dale, elegí; todo no se puede”…
Cuando somos chiquitos queremos todo, soñamos con todo, ¡deseamos tantas cosas…!
Poco a poco, la sociedad nos va “recortando” los sueños, nos va “tranquilizando”, nos va haciendo caer en la “realidad”. Poco a poco, de algún modo, el mundo, las personas que nos rodean, incluso las que más nos quieren, nos dicen algo así: “Dejá de volar y poné los pies sobre la tierra”, o también, “hay hacer esto, hay que hacer aquello”, etc.
Así, nuestras ansias y deseos más grandes y profundos se van tapando, aplacando… Y el mundo nos da los suyos a cambio de los nuestros… Un celular nuevo, un iPod, una computadora más rápida, un auto? Más! Un viajecito, y más adelante, una casa, obvio. Comprá, pagá en cuotas, pedí un préstamo, llevá dos por uno. Llevate más, más, más. Y esto… ¿hasta cuándo? Y decís: “No sé, yo quiero… quiero algo más…algo… pero no sé qué es… me falta algo…”
¡Lo que querés es a DIOS! Nada más, ni nada menos… Querés TODO! Dios es TODO. Y el único que te puede dar todo es Él! Y Él, “que se hizo pobre para enriquecernos”, ya te dio TODO… Pero todo en serio, sin límites. Dios te dio todo en Jesús, el Cristo, el Ungido, el Enviado por el Padre, su Hijo Único. Dios te dio todo lo que Él es, toda su Vida, para siempre, todo su Amor, para siempre.
Sí!!! Dios ya te regaló todo en su Hijo, Jesús! Es más, para que no lo dudes, hizo un “contrato”, firmó con su Sangre…La Sangre de Cristo, algo más grande que un contrato… Selló una Alianza con la Sangre de su propio Hijo. Una Alianza eterna, con vos! Una Alianza que lo comprometió para siempre… Una Alianza eterna de amor con vos. Una Alianza que nada ni nadie pueden romper…
Ya sé, el mundo dice: ‘Nada es para siempre’. ¡Mentira! El Amor que Dios tiene por vos es para siempre. Es un amor que se entregó totalmente, para siempre, y que se te ofrece en cada segundo de tu vida… Permanentemente está a tu alcance…
Sí, el Amor de Dios, el Amor que es capaz de realizar tus sueños más grandes; el Amor que es capaz de colmar tus aspiraciones más profundas; el Amor que fue y es fiel hasta la muerte, y para siempre; el Amor que nunca te va desilusionar; el Amor que es gratis, que pide nada a cambio; el Amor que es siempre sincero, verdadero, tierno; el Amor que sana todas, todas tus heridas; el Amor que es capaz de darte una alegría que nada ni nadie te puede sacar; el Amor que te espera, te banca, que sabe quién sos, que te conoce… El Amor de Dios que sostiene toda tu vida, aunque no lo sepas, aunque no lo tengas presente; el Amor que te da vida cada mañana; el Amor que te envuelve cada noche; el Amor que te cuida cuando salís, que guarda tus entradas y salidas; el Amor que vela por vos, día y noche; el Amor que está cuando tenés la sensación de que no hay nadie…El Amor de Dios que conoce, sabe y mira con pasión cada segundo de tu vida…
Sí, este Amor que es TODO. Todo. El Amor de Dios y su proyecto para vos, su invitación a ser y a vivir como hijito amado, no es una oferta entre otras que se te presentan en esta vida… En realidad, este Amor insuperable, inimaginable, es verdaderamente ‘EL’ sentido de tu vida…
Santa Teresita dijo una vez cuando era chiquita: “yo elijo todo”. Sí, así son los niños. Sí, cuando vemos un chiquito en un kiosco o en una juguetería generalmente lo vemos indeciso… Ve, mira, duda, le gustaría esto, pero también aquello. El chiquito lo quiere todo, y si fuera por él se llevaría todo. Pero su madre o padre siempre terminan diciendo: “Dale, elegí; todo no se puede”…
Cuando somos chiquitos queremos todo, soñamos con todo, ¡deseamos tantas cosas…!
Poco a poco, la sociedad nos va “recortando” los sueños, nos va “tranquilizando”, nos va haciendo caer en la “realidad”. Poco a poco, de algún modo, el mundo, las personas que nos rodean, incluso las que más nos quieren, nos dicen algo así: “Dejá de volar y poné los pies sobre la tierra”, o también, “hay hacer esto, hay que hacer aquello”, etc.
Así, nuestras ansias y deseos más grandes y profundos se van tapando, aplacando… Y el mundo nos da los suyos a cambio de los nuestros… Un celular nuevo, un iPod, una computadora más rápida, un auto? Más! Un viajecito, y más adelante, una casa, obvio. Comprá, pagá en cuotas, pedí un préstamo, llevá dos por uno. Llevate más, más, más. Y esto… ¿hasta cuándo? Y decís: “No sé, yo quiero… quiero algo más…algo… pero no sé qué es… me falta algo…”
¡Lo que querés es a DIOS! Nada más, ni nada menos… Querés TODO! Dios es TODO. Y el único que te puede dar todo es Él! Y Él, “que se hizo pobre para enriquecernos”, ya te dio TODO… Pero todo en serio, sin límites. Dios te dio todo en Jesús, el Cristo, el Ungido, el Enviado por el Padre, su Hijo Único. Dios te dio todo lo que Él es, toda su Vida, para siempre, todo su Amor, para siempre.
Sí!!! Dios ya te regaló todo en su Hijo, Jesús! Es más, para que no lo dudes, hizo un “contrato”, firmó con su Sangre…La Sangre de Cristo, algo más grande que un contrato… Selló una Alianza con la Sangre de su propio Hijo. Una Alianza eterna, con vos! Una Alianza que lo comprometió para siempre… Una Alianza eterna de amor con vos. Una Alianza que nada ni nadie pueden romper…
Ya sé, el mundo dice: ‘Nada es para siempre’. ¡Mentira! El Amor que Dios tiene por vos es para siempre. Es un amor que se entregó totalmente, para siempre, y que se te ofrece en cada segundo de tu vida… Permanentemente está a tu alcance…
Sí, el Amor de Dios, el Amor que es capaz de realizar tus sueños más grandes; el Amor que es capaz de colmar tus aspiraciones más profundas; el Amor que fue y es fiel hasta la muerte, y para siempre; el Amor que nunca te va desilusionar; el Amor que es gratis, que pide nada a cambio; el Amor que es siempre sincero, verdadero, tierno; el Amor que sana todas, todas tus heridas; el Amor que es capaz de darte una alegría que nada ni nadie te puede sacar; el Amor que te espera, te banca, que sabe quién sos, que te conoce… El Amor de Dios que sostiene toda tu vida, aunque no lo sepas, aunque no lo tengas presente; el Amor que te da vida cada mañana; el Amor que te envuelve cada noche; el Amor que te cuida cuando salís, que guarda tus entradas y salidas; el Amor que vela por vos, día y noche; el Amor que está cuando tenés la sensación de que no hay nadie…El Amor de Dios que conoce, sabe y mira con pasión cada segundo de tu vida…
Sí, este Amor que es TODO. Todo. El Amor de Dios y su proyecto para vos, su invitación a ser y a vivir como hijito amado, no es una oferta entre otras que se te presentan en esta vida… En realidad, este Amor insuperable, inimaginable, es verdaderamente ‘EL’ sentido de tu vida…
muy bueno fabian!!! y muy real tmb...tenemos q vernos eh!!
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