Uno de los siete dones que nos da el Espíritu Santo es el Don de SABIDURÍA. La clásica definición dice que “el don de SABIDURÍA es un hábito sobrenatural inseparable de la caridad por el cual juzgamos rectamente de Dios y de las cosas divinas por sus últimas y altísimas causas (es decir Dios mismo) bajo el instinto especial del Espíritu Santo, que nos las hace saborear con cierta connaturalidad y empatía.”
Es una acción directa del Espíritu Santo que actúa (como todos los dones) en las almas en estado de gracia. ¿Y que hace en nosotros este Don del Espíritu? Nos enseña a mirar a Dios y a todo según el mismo Espíritu de Dios, y quien conoce bien a Dios mira y juzga todas las cosas rectamente. Dice Santo Tomás de Aquino: “quien conoce de manera absoluta la causa, que es Dios, se considera sabio en absoluto, por cuanto puede juzgar y ordenar todo por las reglas divinas. Pues bien, el hombre alcanza ese tipo de juicio por el Espíritu Santo” (Suma Teologica, II-II, q 45, art 1)
Podríamos decir entonces que por el Don de Sabiduría comprendemos las cosas desde Dios ya que es una asistencia especial del Espíritu Santo que nos hace comprender según comprende el mismo Dios las cosas. Por este don el hombre puede mirar todo con sentido divino, de eternidad, y así juzgar rectamente las cosas.
También este Don produce en el alma una cierta “experiencia” de Dios, de algún modo nos hace “gustar” de Él. San Isidoro de Sevilla dice: “el nombre de sabiduría viene de sabor; como el gusto sirve para conocer el sabor de los alimentos, lo mismo la sabiduría, es decir, el conocimiento que se tiene de las criaturas por el primer principio, y de las causas segundas por la causa primera, es una regla segura para juzgar bien de cada cosa.”
La Sabiduría nos hace experimentar a Dios y todas las cosas desde Dios. Por ejemplo: es tan difícil perseverar, elegir bien, saber privilegiar, pero gracias a este Don el alma tiene un auxilio interior que le presta una ayuda indispensable a la hora de elegir ya que le enseña primero a a mirar bien las cosas. Para ser santos entonces es necesario este Don, que es un hábito de conocer las cosas tal como las conoce Dios.
Y si conocemos las cosas así, entonces pondremos toda nuestra vida subordinada a su sentido y su fin verdadero que es Dios mismo.
Es necesaria la SABIDURIA, Don del Espíritu, para vivir la caridad y vivirla incluso hasta llegar al grado heroico. Porque con la Sabiduría Don vemos como evidente que siempre es mejor el amor antes que cualquier cosa.
Como todos los dones del Espíritu Santo la SABIDURIA es un don que se nos da para que podamos ser santos. Nadie puede recibir el DON de la SANTIDAD sin el auxilio del Don de Sabiduría que nos enseña a comprender y experimentar las cosas desde Dios.
Pidamos el DON de SABIDURIA para poder comprender y amar a Dios como Él quiere ser conocido y amado por nosotros.
Es una acción directa del Espíritu Santo que actúa (como todos los dones) en las almas en estado de gracia. ¿Y que hace en nosotros este Don del Espíritu? Nos enseña a mirar a Dios y a todo según el mismo Espíritu de Dios, y quien conoce bien a Dios mira y juzga todas las cosas rectamente. Dice Santo Tomás de Aquino: “quien conoce de manera absoluta la causa, que es Dios, se considera sabio en absoluto, por cuanto puede juzgar y ordenar todo por las reglas divinas. Pues bien, el hombre alcanza ese tipo de juicio por el Espíritu Santo” (Suma Teologica, II-II, q 45, art 1)
Podríamos decir entonces que por el Don de Sabiduría comprendemos las cosas desde Dios ya que es una asistencia especial del Espíritu Santo que nos hace comprender según comprende el mismo Dios las cosas. Por este don el hombre puede mirar todo con sentido divino, de eternidad, y así juzgar rectamente las cosas.
También este Don produce en el alma una cierta “experiencia” de Dios, de algún modo nos hace “gustar” de Él. San Isidoro de Sevilla dice: “el nombre de sabiduría viene de sabor; como el gusto sirve para conocer el sabor de los alimentos, lo mismo la sabiduría, es decir, el conocimiento que se tiene de las criaturas por el primer principio, y de las causas segundas por la causa primera, es una regla segura para juzgar bien de cada cosa.”
La Sabiduría nos hace experimentar a Dios y todas las cosas desde Dios. Por ejemplo: es tan difícil perseverar, elegir bien, saber privilegiar, pero gracias a este Don el alma tiene un auxilio interior que le presta una ayuda indispensable a la hora de elegir ya que le enseña primero a a mirar bien las cosas. Para ser santos entonces es necesario este Don, que es un hábito de conocer las cosas tal como las conoce Dios.
Y si conocemos las cosas así, entonces pondremos toda nuestra vida subordinada a su sentido y su fin verdadero que es Dios mismo.
Es necesaria la SABIDURIA, Don del Espíritu, para vivir la caridad y vivirla incluso hasta llegar al grado heroico. Porque con la Sabiduría Don vemos como evidente que siempre es mejor el amor antes que cualquier cosa.
Como todos los dones del Espíritu Santo la SABIDURIA es un don que se nos da para que podamos ser santos. Nadie puede recibir el DON de la SANTIDAD sin el auxilio del Don de Sabiduría que nos enseña a comprender y experimentar las cosas desde Dios.
Pidamos el DON de SABIDURIA para poder comprender y amar a Dios como Él quiere ser conocido y amado por nosotros.
Ven, Espíritu Santo, y llename de Ti... Ven y sopla sobre mí, cambia la faz de la tierra. ¡Ven Espírtu Santo!
Que interesante me agrada la palabra del señor
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