martes, 9 de febrero de 2010

De las Homilías de Orígenes, presbítero, sobre el sacrificio de Abraham

Del OFICIO DE LECTURAS de hoy, 9 de febrero de 2010

EL SACRIFICIO DE ABRAHAM
(Homilía 8, 6. 8. 9: PG 12, 206-209)

"Tomó Abraham la leña del holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. El hecho de que llevara Isaac la leña de su propio holocausto era figura de Cristo, que cargó también con la cruz; además, llevar la leña del holocausto es función propia del sacerdote. Así, pues, Cristo es a la vez víctima y sacerdote. Esto mismo significan las palabras que vienen a continuación: Los dos caminaban juntos. En efecto, Abraham, que era el que había de sacrificar, llevaba el fuego y el cuchillo, pero Isaac no iba detrás de él, sino junto a él, lo que demuestra que él cumplía también una función sacerdotal.
¿Qué es lo que sigue? Isaac -continúa la Escritura dijo a su padre Abraham: «Padre.» Ésta es la voz que el hijo pronuncia en el momento de la prueba. ¡Cuán fuerte tuvo que ser la conmoción que produjo en el padre esta voz del hijo, a punto de ser inmolado! Y, aunque su fe lo obligaba a ser inflexible, Abraham, con todo, le responde con palabras de igual afecto: «¿Qué deseas, hijo mío?» El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña: pero ¿dónde está el cordera para el holocausto?» Abraham le contestó: «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»
Resulta conmovedora la cuidadosa y cauta respuesta de Abraham. Algo debía prever en espíritu, ya que dice, no en presente, sino en futuro: Dios proveerá el cordero; al hijo que le pregunta acerca del presente le responde con palabras que miran al futuro. Es que el Señor debía proveerse de cordero en la persona de Cristo.
Abraham tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abraham, Abraham!» Él contestó: «Aquí me tienes.» Dios le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo, ni le hagas nada. Ya he comprobado que temes a Dios.» Comparemos estas palabras con aquellas otras del Apóstol, criando dice que Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros. Ved cómo Dios rivaliza con los hombres en magnanimidad y generosidad. Abraham ofreció a Dios un hijo mortal, sin que de hecho llegara a morir; Dios entregó a la muerte por todos al Hijo inmortal. Abraham levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en los matorrales. Creo que ya hemos dicho antes que Isaac era figura de Cristo, mas también parece serlo este carnero. Vale la pena saber en qué se parecen a Cristo uno y otro: Isaac, que no fue degollado, y el carnero, que sí fue degollado. Cristo es la Palabra de Dios, pero la Palabra se hizo carne.
Cristo padeció, pero en la carne; sufrió la muerte, pero quien la sufrió fue su carne, de la que era figura este carnero, de acuerdo con lo que decía Juan: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La Palabra permaneció en la incorrupción, por lo que Isaac es figura de Cristo según el espíritu. Por esto Cristo es a la vez víctima y pontífice según el espíritu. Pues el que ofrece el sacrificio al Padre en el altar de la cruz es el mismo que se ofrece en su propio cuerpo como víctima."

lunes, 8 de febrero de 2010

La Transfiguración del Señor: TODO TERMINARÁ BIEN...


Gracias a la mudanza encontré entre papeles viejos el boceto del primer Sermón que dí en mi vida, el dia de mi ordenación diaconal: el 18 de marzo de 2000. No lo recordaba. Hablaba de la cruz...

"Hay veces en la vida que nos acontecen cosas que no entendemos… ¿Por qué pasa esto? ¿Cómo Dios lo permite? Cosas que nos parecen tan terribles y que hasta nos hacen dudar de si Dios bueno, de si es realmente poderoso, de si nos quiere… Todas las veces que no comprendemos a Dios.
Algo así le paso al viejo Abraham: recibió una promesa de Dios: “tu descendencia será numerosa” y él pese a ser un anciano, a estar casado con una anciana estéril, sin embargo le creyó. Y así nació Isaac, el hijo de la promesa de Dios.
Pero en este texto del Genesis que escuchamos hoy todo estalla: Dios le pide que sacrifique a su hijo muy querido, que es además la garantía de esa promesa de Dios. Es el vivo testimonio que Dios es fiel, que es poderoso, que está de parte de los que lo aman…
Abraham, otra vez, no entiende nada, nada de nada… pero cree otra vez… “Dios proveerá” dice partido de dolor cuando sube con su hijo a la montaña del Sacrificio…
Los hombres no entendemos el dolor, nos resistimos al dolor, al sufrimiento. Por eso Jesús, ante el inminente escándalo de la pasión y muerte hubo de dar anticipo de Gloria, de Vida.
¿Cómo se podrían convencer los discípulos de que al fin todo terminaría bien? ¿Cómo…?
Porque nosotros los discípulos somos muy frágiles ante la cruz. Es que a la cruz no se la “gambetea”, o se la abraza o nos aplasta…
¿Cómo abrazar la cruz? Mirando en profundidad todo lo que nos sucede, buscando un sentido trascendente a todo lo que se ve.
Jesús se transfiguró para que cuando llegue la cruz podamos conservar la esperanza. Porque la fuerza del hombre sólo puede vivir de la esperanza.
Pidamos a la Virgen, la madre de la espera y la confianza, que siempre podamos reconocer en todo la amorosa y providente mano de Dios.
TODO TERMINA BIEN… Al final, todo termina bien…"

domingo, 7 de febrero de 2010

Del Papa a los artistas (29/11/2009)


Queridos artistas, quisiera dirigir también yo, como ya lo hizo mi predecesor, un cordial, amigable y apasionado llamamiento. Son los custodios de la belleza, tienen ustedes, gracias a su talento, la posibilidad de hablar al corazón de la humanidad, de tocar la sensibilidad individual y colectiva, de suscitar sueños y esperanzas, de ampliar los horizontes del conocimiento y del compromiso humano. ¡Agradezcan los dones recibidos y sean plenamente conscientes de la gran responsabilidad de comunicar la belleza, de comunicar la belleza a través de la belleza! ¡Sean también, a través de su arte, anunciadores y testigos de esperanza para la humanidad¡ ¡Y no tengan miedo de relacionarse con la fuente primera y última de la belleza, de dialogar con los creyentes, con quien, como ustedes, se siente peregrino en el mundo y en la historia hacia la Belleza infinita! La fe no quita nada a su genio, a su arte, es más, los exalta y los nutre, los anima a atravesar el umbral y a contemplar con ojos fascinados y conmovidos la meta última y definitiva, el sol sin crepúsculo que ilumina y hace bello el presente.
San Agustín, cantor enamorado de la belleza, reflexionando sobre el destino último del hombre y como comentando ante litteram la escena del Juicio que tenéis hoy ante vuestros ojos, escribía: "Gozaremos, entonces de una visión, hermanos, nunca contemplada por los ojos, ni oída por los oídos, nunca imaginada por la fantasía: una visión que supera todas las bellezas terrenas, la del oro, la de la plata, la de los bosques y de los campos, la del mar y del cielo, la del sol y la luna, la de las estrellas y los ángeles; la razón es ésta: es la fuente de cualquier otra belleza" (In Ep. Jo. Tr. 4,5: PL 35, 2008).

sábado, 6 de febrero de 2010

Palabra, Silencio y Poesia


Al principio todo era silencio. Silencio del que nada sale porque no hay cómo... Silencio infranqueable.
Sin embargo allí, en el misterio de las cosas que son, el poeta logra hacerle una trampa a las palabras. Y las palabras, incapaces ellas de silencio, se vuelven silencio. Silencio y Poesía.
El poeta hace trampa a las palabras y les arranca silencio, aquello de lo que ellas eran tan incapaces... Silencio y Poesia. Silencio y Vida.
Palabra y silencio se abrazan en la poesía, o quizás en el poeta... cómo saberlo...