jueves, 14 de agosto de 2008

El Papa a los jovenes: ¡No tengan miedo de soñar!


Del Discurso del Papa Benedicto XVI a los jovenes,
en Loreto, Italia, Septiembre de 2006

Queridos jovenes: Con amor y convicción, les repito a ustedes, jóvenes aquí presentes, y a través de ustedes, a los jóvenes del mundo entero: ¡No tengan miedo! Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas de su corazón. ¿Hay, quizá, sueños irrealizables cuando el que los suscita y los cultiva en el corazón es el Espíritu de Dios? ¿Hay algo que puede bloquear nuestro entusiasmo si estamos unidos a Cristo? Nada ni nadie, diría al apóstol Pablo, podrá separarnos del amor de Dios, en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Cf Rm 8, 35-39).
Dejen que esta tarde yo les repita: cada uno de ustedes si permanece unido a Cristo, podrá cumplir grandes cosas. Por ello, queridos amigos, no deben tener miedo de soñar con los ojos abiertos grandes proyectos de bien, y no deben dejarse desanimar por las dificultades. Cristo tiene confianza en ustedes y desea que puedan realizar cada uno de sus más nobles y altos sueños de autentica felicidad. Nada es imposible para quien confía en Dios y se confía a Él. Miren a la joven María. El Ángel le propuso algo verdaderamente inconcebible: participar en el modo más comprometedor posible en el más grandioso de los planes de Dios, la salvación de la humanidad. Frente a tal propuesta María quedó desconcertada, advirtiendo toda la pequeñez de su ser frente a la omnipotencia de Dios, y se preguntó, ¿cómo es posible?, ¿por qué a mi?. Dispuesta sin embargo a cumplir la voluntad divina pronunció prontamente su “sí”, que cambió su vida y la historia de la entera humanidad. Es gracias a su “sí” que nosotros nos encontramos aquí esta tarde.
Ahora yo me pregunto y les pregunto: lo que Dios nos pide, por difíciles que nos puedan parecer… ¿podrán igualar aquello que fue pedido por Dios a la joven María?. Queridos chicos y chicas: aprendamos de María a decir nuestro “sí”, porque ella sabe verdaderamente que significa responder generosamente a los pedidos del Señor. María, queridos jóvenes, conoce sus aspiraciones más nobles y profundas. Conoce bien, sobre todo, ese gran deseo de amor que ustedes tienen, esa necesidad de amar y de ser amados. Mirándola, siguiéndola dócilmente descubrirán la belleza del amor, pero no de un amor “de usar y tirar”, pasajero, engañoso, prisionero de una mentalidad egoísta y materialista, sino del amor verdadero y profundo. En lo más intimo del corazón de cada chico y cada chica, que se asoma a la vida, cultiva el sueño de un amor que dé un sentido pleno al propio futuro.
Queridos jóvenes, si el Señor los llama a vivir más íntimamente a su servicio, respondan generosamente. Estén seguros: la vida dedicada a Dios no se gasta nunca en vano.
Queridos jóvenes: termino aquí mis palabras, no sin antes abrazarlos con corazón de padre, los abrazo uno a uno y cordialmente los saludo.


Canción: "Quién soy yo"

Video del Papa en Brasil

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