domingo, 31 de agosto de 2008
Madre Teresa - EL AMOR DE DIOS
"El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio.
Y el fruto del servicio es la paz..." Madre Teresa
Video: Madre hablando del Amor de Dios...
sábado, 23 de agosto de 2008
Gracias a Dios por AÑATUYA... (mision con el San Pablo, invierno 2008)
domingo, 17 de agosto de 2008
Juan Pablo II: ¡Vale la pena...!
Del discurso del Papa Juan Pablo a los jóvenes en Cuatro Vientos, España:
Queridos jóvenes, ¡vayan con confianza al encuentro de Jesús!, y, como los nuevos santos, ¡no tengan miedo de hablar de Él! pues Cristo es la respuesta verdadera a todas las preguntas sobre el hombre y su destino. Es preciso que ustedes, jóvenes, se conviertan en apóstoles de los otros jovenes. Sé muy bien que esto no es fácil. Muchas veces tendrán la tentación de decir como el profeta Jeremías: «¡Ah, Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho». No se desanimen, porque no están solos: el Señor nunca dejará de acompañarlos, con su gracia y el don de su Espíritu.
Esta presencia fiel del Señor los hace capaces de asumir el compromiso de la nueva evangelización, a la que todos los hijos de la Iglesia están llamados. Es una tarea de todos. En ella los laicos tienen un papel protagonista, especialmente los matrimonios y las familias cristianas; sin embargo, la evangelización requiere hoy con urgencia sacerdotes y personas consagradas. Ésta es la razón por la que deseo decir a cada uno de ustedes, jóvenes: si sientes la llamada de Dios que te dice: ¡Sígueme!, no la acalles. Sé generoso, responde como María ofreciendo a Dios el sí gozoso de tu persona y de tu vida.
Les doy mi testimonio: yo fui ordenado sacerdote cuando tenía 26 años. Desde entonces han pasado 56. ¡56 años! ¿Cuántos años tiene el Papa? ¡Casi 83! ¡Un joven de 83 años! Al volver la mirada atrás y recordar estos años de mi vida, les puedo asegurar que vale la pena dedicarse a la causa de Cristo y, por amor a Él, consagrarse al servicio del hombre. ¡Merece la pena dar la vida por el Evangelio y por los hermanos!
Esta presencia fiel del Señor los hace capaces de asumir el compromiso de la nueva evangelización, a la que todos los hijos de la Iglesia están llamados. Es una tarea de todos. En ella los laicos tienen un papel protagonista, especialmente los matrimonios y las familias cristianas; sin embargo, la evangelización requiere hoy con urgencia sacerdotes y personas consagradas. Ésta es la razón por la que deseo decir a cada uno de ustedes, jóvenes: si sientes la llamada de Dios que te dice: ¡Sígueme!, no la acalles. Sé generoso, responde como María ofreciendo a Dios el sí gozoso de tu persona y de tu vida.
Les doy mi testimonio: yo fui ordenado sacerdote cuando tenía 26 años. Desde entonces han pasado 56. ¡56 años! ¿Cuántos años tiene el Papa? ¡Casi 83! ¡Un joven de 83 años! Al volver la mirada atrás y recordar estos años de mi vida, les puedo asegurar que vale la pena dedicarse a la causa de Cristo y, por amor a Él, consagrarse al servicio del hombre. ¡Merece la pena dar la vida por el Evangelio y por los hermanos!
Ven y sigueme
sábado, 16 de agosto de 2008
Frases de Madre Teresa
"La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia nuestro vecino que vive al lado de la calle, asaltado por la explotación, corrupción, pobreza y enfermedad."
Lo que agrada a Dios...
Video: Madre Teresa, el legado 1º parte
viernes, 15 de agosto de 2008
Juan Pablo II: la Asunción de la Virgen nos recuerda el triunfo de Dios...
"Con sus palabras y con su silencio, la Virgen María se nos presenta como un modelo en nuestro camino. Es un camino que no es fácil: por la falta de sus primeros padres, la humanidad lleva en sí la herida del pecado, cuyas consecuencias siguen experimentando los redimidos. ¡Pero el mal y la muerte no tendrán la última palabra! María lo confirma con toda su existencia, en cuanto testigo viviente de la victoria de Cristo, nuestra Pascua.
Los fieles lo han comprendido. Por este motivo vienen en masa ante la gruta para escuchar las advertencias maternas de la Virgen, reconociendo en ella a «la mujer vestida de sol» (Apocalipsis 12, 1), la Reina que resplandece ante el trono de Dios (Cf. Salmo responsorial) e intercede a su favor.
Hoy la Iglesia celebra la gloriosa Asunción al Cielo de María en cuerpo y alma. Los dos dogmas de la Inmaculada Concepción y de la Asunción están íntimamente ligados. Ambos proclaman la gloria de Cristo redentor y la santidad de María, cuyo destino humano ha sido perfecta y definitivamente realizado en Dios.
«Cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros», nos ha dicho Jesús (Juan 14, 3). María es la prenda del cumplimiento de la promesa de Cristo. Su Asunción se convierte para nosotros en «un signo de esperanza segura y de consuelo («Lumen gentium», n. 68)".
Los fieles lo han comprendido. Por este motivo vienen en masa ante la gruta para escuchar las advertencias maternas de la Virgen, reconociendo en ella a «la mujer vestida de sol» (Apocalipsis 12, 1), la Reina que resplandece ante el trono de Dios (Cf. Salmo responsorial) e intercede a su favor.
Hoy la Iglesia celebra la gloriosa Asunción al Cielo de María en cuerpo y alma. Los dos dogmas de la Inmaculada Concepción y de la Asunción están íntimamente ligados. Ambos proclaman la gloria de Cristo redentor y la santidad de María, cuyo destino humano ha sido perfecta y definitivamente realizado en Dios.
«Cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros», nos ha dicho Jesús (Juan 14, 3). María es la prenda del cumplimiento de la promesa de Cristo. Su Asunción se convierte para nosotros en «un signo de esperanza segura y de consuelo («Lumen gentium», n. 68)".
Juan Pablo II
jueves, 14 de agosto de 2008
El Papa a los jovenes: ¡No tengan miedo de soñar!
Del Discurso del Papa Benedicto XVI a los jovenes,
en Loreto, Italia, Septiembre de 2006
Queridos jovenes: Con amor y convicción, les repito a ustedes, jóvenes aquí presentes, y a través de ustedes, a los jóvenes del mundo entero: ¡No tengan miedo! Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas de su corazón. ¿Hay, quizá, sueños irrealizables cuando el que los suscita y los cultiva en el corazón es el Espíritu de Dios? ¿Hay algo que puede bloquear nuestro entusiasmo si estamos unidos a Cristo? Nada ni nadie, diría al apóstol Pablo, podrá separarnos del amor de Dios, en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Cf Rm 8, 35-39).
Dejen que esta tarde yo les repita: cada uno de ustedes si permanece unido a Cristo, podrá cumplir grandes cosas. Por ello, queridos amigos, no deben tener miedo de soñar con los ojos abiertos grandes proyectos de bien, y no deben dejarse desanimar por las dificultades. Cristo tiene confianza en ustedes y desea que puedan realizar cada uno de sus más nobles y altos sueños de autentica felicidad. Nada es imposible para quien confía en Dios y se confía a Él. Miren a la joven María. El Ángel le propuso algo verdaderamente inconcebible: participar en el modo más comprometedor posible en el más grandioso de los planes de Dios, la salvación de la humanidad. Frente a tal propuesta María quedó desconcertada, advirtiendo toda la pequeñez de su ser frente a la omnipotencia de Dios, y se preguntó, ¿cómo es posible?, ¿por qué a mi?. Dispuesta sin embargo a cumplir la voluntad divina pronunció prontamente su “sí”, que cambió su vida y la historia de la entera humanidad. Es gracias a su “sí” que nosotros nos encontramos aquí esta tarde.
Ahora yo me pregunto y les pregunto: lo que Dios nos pide, por difíciles que nos puedan parecer… ¿podrán igualar aquello que fue pedido por Dios a la joven María?. Queridos chicos y chicas: aprendamos de María a decir nuestro “sí”, porque ella sabe verdaderamente que significa responder generosamente a los pedidos del Señor. María, queridos jóvenes, conoce sus aspiraciones más nobles y profundas. Conoce bien, sobre todo, ese gran deseo de amor que ustedes tienen, esa necesidad de amar y de ser amados. Mirándola, siguiéndola dócilmente descubrirán la belleza del amor, pero no de un amor “de usar y tirar”, pasajero, engañoso, prisionero de una mentalidad egoísta y materialista, sino del amor verdadero y profundo. En lo más intimo del corazón de cada chico y cada chica, que se asoma a la vida, cultiva el sueño de un amor que dé un sentido pleno al propio futuro.
Queridos jóvenes, si el Señor los llama a vivir más íntimamente a su servicio, respondan generosamente. Estén seguros: la vida dedicada a Dios no se gasta nunca en vano.
Queridos jóvenes: termino aquí mis palabras, no sin antes abrazarlos con corazón de padre, los abrazo uno a uno y cordialmente los saludo.
Dejen que esta tarde yo les repita: cada uno de ustedes si permanece unido a Cristo, podrá cumplir grandes cosas. Por ello, queridos amigos, no deben tener miedo de soñar con los ojos abiertos grandes proyectos de bien, y no deben dejarse desanimar por las dificultades. Cristo tiene confianza en ustedes y desea que puedan realizar cada uno de sus más nobles y altos sueños de autentica felicidad. Nada es imposible para quien confía en Dios y se confía a Él. Miren a la joven María. El Ángel le propuso algo verdaderamente inconcebible: participar en el modo más comprometedor posible en el más grandioso de los planes de Dios, la salvación de la humanidad. Frente a tal propuesta María quedó desconcertada, advirtiendo toda la pequeñez de su ser frente a la omnipotencia de Dios, y se preguntó, ¿cómo es posible?, ¿por qué a mi?. Dispuesta sin embargo a cumplir la voluntad divina pronunció prontamente su “sí”, que cambió su vida y la historia de la entera humanidad. Es gracias a su “sí” que nosotros nos encontramos aquí esta tarde.
Ahora yo me pregunto y les pregunto: lo que Dios nos pide, por difíciles que nos puedan parecer… ¿podrán igualar aquello que fue pedido por Dios a la joven María?. Queridos chicos y chicas: aprendamos de María a decir nuestro “sí”, porque ella sabe verdaderamente que significa responder generosamente a los pedidos del Señor. María, queridos jóvenes, conoce sus aspiraciones más nobles y profundas. Conoce bien, sobre todo, ese gran deseo de amor que ustedes tienen, esa necesidad de amar y de ser amados. Mirándola, siguiéndola dócilmente descubrirán la belleza del amor, pero no de un amor “de usar y tirar”, pasajero, engañoso, prisionero de una mentalidad egoísta y materialista, sino del amor verdadero y profundo. En lo más intimo del corazón de cada chico y cada chica, que se asoma a la vida, cultiva el sueño de un amor que dé un sentido pleno al propio futuro.
Queridos jóvenes, si el Señor los llama a vivir más íntimamente a su servicio, respondan generosamente. Estén seguros: la vida dedicada a Dios no se gasta nunca en vano.
Queridos jóvenes: termino aquí mis palabras, no sin antes abrazarlos con corazón de padre, los abrazo uno a uno y cordialmente los saludo.
Canción: "Quién soy yo"
Video del Papa en Brasil
martes, 12 de agosto de 2008
Gracias a Dios por AÑATUYA... (mision con el San Pablo, invierno 2008)
Amanecer en Canal Melero, vista desde la Capilla
Puente Bajada, actividades con niños.
Del Papa Juan Pablo II:
22 de ocutbre de 2000
Video: El Papa Juan Pablo y los jovenes
Puente Bajada, actividades con niños.
Del Papa Juan Pablo II:
El compromiso misionero brota como fuego de amor de la contemplación de Jesús y del atractivo que posee. El cristiano que ha contemplado a Jesucristo no puede menos de sentirse arrebatado por su esplendor (cf. Vita consecrata, 14) y testimoniar su fe en Cristo, único Salvador del hombre. ¡Qué gran gracia es esta fe que hemos recibido como don de lo alto, sin ningún mérito por nuestra parte! (cf. Redemptoris missio,
Esta gracia se transforma, a su vez, en fuente de responsabilidad. Es una gracia que nos convierte en heraldos y apóstoles: precisamente por eso decía yo en la encíclica Redemptoris missio que "la misión es un problema de fe, es el índice exacto de nuestra fe en Cristo y en su amor por nosotros" (n. 11). Y también: "El misionero, si no es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble" (ib., 91).
Fijando nuestra mirada en Jesús, el misionero del Padre y el sumo sacerdote, el autor y perfeccionador de nuestra fe (cf. Hb 3, 1; 12, 2), es como aprendemos el sentido y el estilo de la misión.
Él no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida por todos. Siguiendo las huellas de Cristo, la entrega de sí a todos los hombres constituye un imperativo fundamental para la Iglesia y a la vez una indicación de método para su misión.
Entregarse significa, ante todo, reconocer al otro en su valor y en sus necesidades. La actitud misionera comienza siempre con un sentimiento de profunda estima frente a lo que en el hombre había, por lo que él mismo, en lo íntimo de su espíritu, ha elaborado respecto a los problemas más profundos e importantes; se trata de respeto por todo lo que en él ha obrado el Espíritu, que "sopla donde quiere..."
Esta gracia se transforma, a su vez, en fuente de responsabilidad. Es una gracia que nos convierte en heraldos y apóstoles: precisamente por eso decía yo en la encíclica Redemptoris missio que "la misión es un problema de fe, es el índice exacto de nuestra fe en Cristo y en su amor por nosotros" (n. 11). Y también: "El misionero, si no es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble" (ib., 91).
Fijando nuestra mirada en Jesús, el misionero del Padre y el sumo sacerdote, el autor y perfeccionador de nuestra fe (cf. Hb 3, 1; 12, 2), es como aprendemos el sentido y el estilo de la misión.
Él no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida por todos. Siguiendo las huellas de Cristo, la entrega de sí a todos los hombres constituye un imperativo fundamental para la Iglesia y a la vez una indicación de método para su misión.
Entregarse significa, ante todo, reconocer al otro en su valor y en sus necesidades. La actitud misionera comienza siempre con un sentimiento de profunda estima frente a lo que en el hombre había, por lo que él mismo, en lo íntimo de su espíritu, ha elaborado respecto a los problemas más profundos e importantes; se trata de respeto por todo lo que en él ha obrado el Espíritu, que "sopla donde quiere..."
22 de ocutbre de 2000
Video: El Papa Juan Pablo y los jovenes
domingo, 10 de agosto de 2008
Gracias a Dios por AÑATUYA... (mision con el San Pablo, invierno 2008)
Cruz de Matará, primera cruz conocida de América, de 1594. En el Santuario de Matará, diócesis de Añatuya.
Los niños de la Escuela de Puente Bajada arriando la Bandera Argentina.
Capilla San Isidro Labrador, en Canal Melero, Añatuya
Procesion de San Cayetano en Llajta Mauca, Añatuya, el 7 de agosto: Imagen del santo y Cruz procesional.
Por los caminos de Llajta Mauca
La imagen de San Cayetano llega hasta el hogar de una anciana postrada
Señor, cuando nos mandas a sembrar
rebozan nuestras manos de riquezas,
sentimos en el alma la pobreza...
Y avanzamos sembrando por la noche
profetas pobres pero confiados
que Tú nos usas como humildes herramientas...
Video: "Mision Canal Melero" de Chechu
A El Gloria, (Efatá)
Los niños de la Escuela de Puente Bajada arriando la Bandera Argentina.
Capilla San Isidro Labrador, en Canal Melero, Añatuya
Procesion de San Cayetano en Llajta Mauca, Añatuya, el 7 de agosto: Imagen del santo y Cruz procesional.
Por los caminos de Llajta Mauca
La imagen de San Cayetano llega hasta el hogar de una anciana postrada
Señor, cuando nos mandas a sembrar
rebozan nuestras manos de riquezas,
sentimos en el alma la pobreza...
Y avanzamos sembrando por la noche
profetas pobres pero confiados
que Tú nos usas como humildes herramientas...
Video: "Mision Canal Melero" de Chechu
A El Gloria, (Efatá)
domingo, 3 de agosto de 2008
Irradiar a Cristo... misionando en Añatuya
¡Oh, Jesús!
Ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penétrame y aduéñate tan por completo de mí,
que toda mi vida sea una irradiación de la tuya.
Ilumina por mi medio y de tal manera toma posesión de mí,
que cada alma con la que yo entre en contacto pueda sentir tu presencia en mi alma.
Que al verme no me vea a mí, sino a Tí en mí.
Permanece en mí. Así resplandeceré con tu mismo resplandor,
y que mi resplandor sirva de luz para los demás.
Mi luz toda de Ti vendrá, Jesús; ni el más leve rayo será mío.
Serás Tú el que iluminarás a otros por mi medio.
Sugiéreme la alabanza que más te agrada,
iluminando a otros a mi alrededor.
Que no te pregone con palabras sino con mi ejemplo,
con el influjo de lo que yo lleve a cabo,
con el destello visible del amor que mi corazón saca de Ti.
Amén.
(Dibujo de la CRUZ DE MATARÁ, la cruz conocida más antigua de América, encontrada en Matará, Añatuya, Santiago del Estero, S XVI)